Cuento: La sangre en el jardín

El crimen aquel hubiera quedado envuelto en el secreto durante mucho tiempo si no hubiera sido por la fuente central del jardín, que, después de realizado el asesinato, comenzó a echar agua muerta y sangrienta. La correspondencia entre el disimulado crimen de dentro del palacio y la veta de agua rojiza sobre la taza repodrida de verdosidades, dio toda la clave de lo sucedido.

Ramón Gómez de la Serna

Los muertos, las muertas y otras fantasmagorías (1933)